Entrenamiento

Comienza desde el primero de los días, con la ayuda de buenos libros de entrenamiento. Para aquellos que no son tan experimentados, es posible contratar a entrenadores profesionales cuando el cachorro tenga 6 meses. Mas en un caso así, la responsabilidad del dueño en la crianza del can no puede pasarse totalmente al adiestrador. El entrenador debe educar al can a atender comandos y al dueño a dirigir. Solo un trabajo conjunto va a dar resultado. O bien el can solo va a obedecer al entrenador y toda la inversión va a ser en balde.

 

Los perros guardianes, salvo que sean usados en empresas de seguridad por la policía militar o bien personas con experiencia, no deben percibir más entrenamiento que la obediencia básica. Adiestrar al can para el ataque (llamado por ciertos adiestradores de «adiestramiento de defensa») es como dar un arma cargada a un pequeño. La gente que no tiene experiencia con perros guardianes no va a poder supervisar a sus perros si atacan.

En lo que se refiere a la cuestión de la muerte de perros guardianes, provocada por la ingestión de venenos lanzados por ladrones, hay un entrenamiento para esto, mas solo unos pocos perros pueden resistir un pedazo de carne lanzado.

Socialización

Desafortunadamente, aún hay gente que considera que el buen can guardián es el que muerde y ataca todo cuanto ve. Y para lograr un can de esta forma, encierran al animal en cadenas, sin contacto con gente de fuera, por el hecho de que de esta manera «se enoja». Los animales criados de esta forma son aquellos que, cuando escapan, atacan y matan a personas en las calles o bien ocasionan mutilaciones a las víctimas. Los accidentes ya son conocidos por todos. Es el resultado de perros no socializados, o bien estimulados a agredir.

El can guardián ha sido genéticamente escogido para resguardar su territorio y su dueño, así no es preciso «hacerlo enfurecer» con el aislamiento. Naturalmente, el instinto de guarda aparecerá a los 1 o dos años de edad. Hay que caminar al cánido y someterlo a múltiples estímulos externos (sonidos, personas que no conoce, bicis y turismos pasando, etcétera) a fin de que sepa distinguir en qué momento debe agredir, o sea, reconocer una situación extraña a su día tras día.

Una persona saltando el muro, un extraño entrando en la casa, una actitud de violencia contra el dueño, son motivos para un ataque y no una situación normal.

0/5 (0 Reviews)